No sería justo no hablar en este blog de igualdad en una semana como ésta, en la que las reivindicaciones a favor del respeto a la diversidad y del reconocimiento de la igualdad de personas homosexuales y transexuales se hace más latente que nunca.
Aunque hoy por hoy la manifestación haya dejado paso a todo un festival de música y color en nuestro país y en nuestra ciudad –Madrid sede del Orgullo Gay Europeo- no podemos olvidar el trasfondo social y político de esta “fiesta”. Ni, por supuesto, olvidar la persecución que sufrieron y sufren aún en algunos países.
Hace ahora dos años que el Congreso aprobó la ley que permitía casarse a parejas homosexuales. Desde entonces, cerca de 4.000 parejas se han casado. La cotidianidad de estas uniones o la homoparentalidad supone el reconocimiento social, cultural y jurídico que regula la relación y convivencia de dos personas del mismo sexo, con iguales requisitos y efectos que los existentes para los matrimonios entre personas de distinto sexo. Algo tan natural en estos momentos y que, sin embargo, en junio de 1969 suponía que, por primera vez, se echasen a la calle un grupo de personas para reivindicar el derecho a la dignidad como seres humanos de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales.
domingo, 1 de julio de 2007
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