Quiero dedicar este post a nuestro querido lector y “sin embargo amigo” Vito. Vito sabes que es broma.
El caso es que Vito nos planteaba en el último post de Betsa una pregunta clave: ¿No creen que ya se ha publicado demasiadas estadísticas sobre lo discriminadas que están las mujeres? Mi respuesta es NO. No creo que sea demasiado todo lo que se ha publicado y se publica en torno a este tema, muy al contrario, si no fuese por todas las voces que se han levantado y se levantan en contra de la discriminación y se apoyan en estadísticas, no hubiese empezado a trabajarse en la ley de igualdad. Gracias a ella, y desde su promulgación, la mayor parte de la responsabilidad en la lucha por la igualdad ha recaído en las propias empresas. Algo necesariamente positivo.
Las acciones de esta ley han ido desde la elaboración y aplicación de planes de igualdad en las empresas, la “tan mal llevada y traída” discriminación positiva (sobre la que prometo escribir en próximos post), las sanciones a la discriminación por razones de sexo y la previsión de mecanismos incentivadores a aquellas empresas que se distingan por la igualdad de facto, la flexibilidad, la lactancia y cuidado de personas dependientes, entre otras.
Por si no había demasiadas estadísticas, aquí van unas pocas más que justifican la ley de igualdad: La tasa de actividad masculina está en un 69% mientras que la femenina se sitúa en un 48,5%; la tasa de paro masculina es de un 6,06% y la femenina del 11,36%; la temporalidad en las mujeres es del 37,2% frente a la de los hombres que es de un 32,2%. No sólo esto, el número de contratos a tiempo parcial en las mujeres es del 21,9% y en los hombres no llega al 4%. Creo, como siempre, que las estadísticas hablan por sí solas.
El caso es que Vito nos planteaba en el último post de Betsa una pregunta clave: ¿No creen que ya se ha publicado demasiadas estadísticas sobre lo discriminadas que están las mujeres? Mi respuesta es NO. No creo que sea demasiado todo lo que se ha publicado y se publica en torno a este tema, muy al contrario, si no fuese por todas las voces que se han levantado y se levantan en contra de la discriminación y se apoyan en estadísticas, no hubiese empezado a trabajarse en la ley de igualdad. Gracias a ella, y desde su promulgación, la mayor parte de la responsabilidad en la lucha por la igualdad ha recaído en las propias empresas. Algo necesariamente positivo.
Las acciones de esta ley han ido desde la elaboración y aplicación de planes de igualdad en las empresas, la “tan mal llevada y traída” discriminación positiva (sobre la que prometo escribir en próximos post), las sanciones a la discriminación por razones de sexo y la previsión de mecanismos incentivadores a aquellas empresas que se distingan por la igualdad de facto, la flexibilidad, la lactancia y cuidado de personas dependientes, entre otras.
Por si no había demasiadas estadísticas, aquí van unas pocas más que justifican la ley de igualdad: La tasa de actividad masculina está en un 69% mientras que la femenina se sitúa en un 48,5%; la tasa de paro masculina es de un 6,06% y la femenina del 11,36%; la temporalidad en las mujeres es del 37,2% frente a la de los hombres que es de un 32,2%. No sólo esto, el número de contratos a tiempo parcial en las mujeres es del 21,9% y en los hombres no llega al 4%. Creo, como siempre, que las estadísticas hablan por sí solas.
1 comentario:
Estimadas:
La ley de igualdad es importante porque define un marco jurídico, en el que tal o cual acción se considera como delito. Todos los sistemas judiciales se basan en la unión "infracción-castigo". Es cierto también que las estadísticas ayudan a comprender un fenómeno determinado, pero también es cierto que en exceso sólo provocan confusión y desinterés en el común de la gente. Porque de eso se trata se supone: de llegar al intelecto de las personas corrientes sin saturarlas.
Y de lo que se trata también es de CAMBIAR LOS CRITERIOS, ¿verdad? Lograr una sociedad donde las personas obtengan oportunidades por su valía y no por su género, color o raza, es por lo que se aboga.
Si estamos de acuerdo en esto, como supongo, ¿cuál es el motivo por el que debería estar de acuerdo con métodos que sólo incentivan más discriminación? No es lógico. Si entramos en esa dinámica, a mediano plazo se creará la imagen de igualdad; algunas circunstancias descriminatorias podrán ser resueltas, incluso. Sin embargo, cuando las injusticias provenientes de soluciones mal pensadas y facilistas salgan a flote, nos daremos cuenta de que no habremos avanzado.
El asunto para mi tiene que ver con un real cambio en la educación y en la manera en que enseñamos alos niños a ver las cirunstancias en que vivimos, no con forzosas "paridades de género" ni ficciones parecidas. Bachelet tomó el poder en Chile enarbolando dicha premisa y ella misma la desarmó hace unos meses al certificar la inoperancia de su gabinate... inoperancia generada no por el "factor género", sino que por usar criterios sexistas en cargos que por lógica se rigen por otras directrices. Y lo mismo pasa con cualquier estructura ultra machista.
El problema, amigas, es simple: si no acpetamos que estamos entre INDIVIUDOS (algunos menos "iluminados" que otros), no se obtendrá esa IGUALDAD de la que hablamos.
Satisfacer a un sector discriminando al otro, sólo creará resentimimiento. Sólo reforzará posturas machistas y ultrafeministas.
Y esa no es la idea.
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